Monstruos de pesadilla
Hay una diferencia radical entre el pensamiento contable y el pensamiento estratégico comercial. El primero busca asegurar el recurso teniendo en cuenta el pasado: “sin recursos no podemos desarrollar ningún proyecto”. El segundo, sabe que lo normal es la escasez y que se deben asumir riesgos calculados que con la inteligencia y los análisis de datos, el recurso se consigue”, por eso existen los presupuestos base cero.
En el primer caso, la realidad es apabullante. Los indicadores, sobre todo los macro económicos, pintan un escenario dantesco sobre lo que puede suceder en los próximos meses. Hace un par de años que venimos en una recesión no declarada porque no se cumple la totalidad de los parámetros, pero en la calle se siente. Todos conocemos que las cifras del gobierno o bien son amañadas o son hechas desde el escritorio y no consultan la realidad, y cuando nos hablan de una inflación de dos dígitos y unas cifras de desempleo que quién sabe de dónde se las inventaron porque la realidad de la gente es otra cosa, en un país donde menos del 25 por ciento de la población económicamente activa trabaja de manera formal y ganan el salario mínimo que apenas alcanza para el 10 por ciento de la canasta familiar.
Piensen en lo que pasa por la cabeza de un padre de familia que trabaja diario en la informalidad o es obrero y que tiene que alimentar a su familia. Alguien tiene que decirles a los economistas que la pobreza no es un índice sino un escenario de desesperación. Y luego cuéntele todo esto a los jóvenes. Les están pintando pajaritos en el aire con la educación cuando todos sabemos que eso no es sostenible. Y podría seguir con temas de medio ambiente, de salud, de violencia, de pensiones y otra cantidad de temas que se convierten en monstruos de pesadilla para cualquiera que sea un directivo de una empresa a quien le están pidiendo resultados económicos.
Afortunadamente, los verdaderos empresarios y los verdaderos gerentes, saben que la habilidad se demuestra en los escenarios difíciles. Saben que por eso no se puede depender del pensamiento contable y se debe aprender a nadar en el “mar de los monstruos”, eso hacen los verdaderos líderes, los demás se quejan.
En el segundo caso, el pensamiento estratégico comercial, aprende que el mercadeo no se reduce a la transacción y al relacionamiento, el mercadeo es la creación y gestión de mercados a partir de la generación de valor.
Si bien, para todo se necesita recursos, la suma del conocimiento científico del mercadeo, la antropología del consumo y la psicología humanista, con la inteligencia de negocios y, de manera superlativa, la habilidad comercial, logran obtener resultados de lo imposible. El problema está cuando usted se pone al frente de una empresa y no sabe nada de esto, lo único que puede hacer es someterse a lo que diga el contador.
Wilson Garzón Morales