Usted los ve diariamente llenos de trabajo, literalmente se matan, trabajan horas de más e incluso, se llevan trabajo para la casa, sin embargo, a la hora de medir indicadores, los resultados brillan por su ausencia.
Lo peor que empresarialmente existe para el personal ejecutivo es el horario de trabajo. Los sistemas organizacionales están diseñados para controlar la producción “hora – silla” y no por indicadores de logro de objetivos.
En este punto escuchamos el reclamo de algunos directivos diciendo que ellos sí manejan la administración por objetivos y que sí tienen indicadores, pero cuando les preguntamos si estaban seguros de que los objetivos no podrían haberse conseguido en un menor tiempo, la respuesta fue que no lo sabían.
Es una circunstancia realmente más común de lo deseable. Aquellos empleados que saben que deben cumplir con un horario, inconscientemente lo distribuyen de tal manera que sea apenas justo para lo que deben hacer. Es a esto a lo que llamamos “Efectividad Aparente”.
¿Cómo se soluciona? En compañía de su personal directivo, mandos medios y que no son de control, pida una planeación semanal y diaria, con objetivos e indicadores y simplemente, anuncie que cada uno, una vez cumplido el objetivo del día se puede ir a su casa.
En el caso que atendimos empezamos a ver personal que se iba a su casa desde medio día. Ese mismo personal que antes no podía con su cantidad de trabajo. ¿Qué pasó? ¿Se volvieron eficientes de la noche a la mañana? ¿Por qué no tenían antes ese nivel de producción? La “Efectividad Aparente” es demasiado costosa.
Son comportamientos normales. Usted les paga a sus empleados por sus resultados no por su presencia ni su tiempo, pero cuando ellos sienten que lo que se les mide, controla y supervisa es el tiempo, es eso lo que le darán.
Pensando en esto, en el mundo se viene imponiendo, sobre todo para los cargos de analistas, el teletrabajo. Contadores, abogados, comunicadores, publicistas, planeadores, mercadólogos y vendedores, entre tantos otros, apoyados en las nuevas tecnologías, están entregando producto y no tiempo y tampoco uso de las instalaciones. La productividad se incrementó.
La compañía no les da nada adicional, pues se ahorran el tiempo y el dinero de la movilización. Por supuesto, estamos hablando de personal ejecutivo, no de operarios ni de personal de front office.
Estos sistemas de trabajo implican confianza y disciplina y la seguridad del empleado de que en el momento en que no esté logrando su cometido será remplazado. Hasta cierto punto, se dará cuenta de que puede incrementar los objetivos y por consiguiente los resultados, pero no lo haga inconsulto y cuando lo haga, que sea gradual.
Definitivamente, ya sea con teletrabajo o con jornadas de trabajo por objetivos, la cultura corporativa cambiará y su empresa será más eficiente y efectiva, evitará problemas directos por relaciones interpersonales, disminuirá costos por el consumo de recursos físicos y habrá erradicado de su empresa la “Efectividad Aparente”.
Wilson Garzón Morales