Bienvenido 2019:
Algunos cambios en Latinoamérica fueron especialmente particulares durante este año que terminó. Empezamos un camino hacia estructuras de Estado Policivas, hay un mayor desafuero económico y hay mayor incertidumbre. Un Estados Unidos en pie de guerra comercial, claro que esta guerra con China y la insistencia del “Muro” con México, ya todos sabemos que son sofismas de distracción mientras por debajo se cuecen los intereses empresariales de Donald Trump.
Después de diez años, volvimos a escuchar de Industrias Creativas y de la Cuarta Revolución Industrial, como si fueran la panacea que le permitiera a los países salir adelante, mientras que la realidad es que son cantos de sirena, en tanto la brecha entre ricos y pobres se sigue ampliando. Claro que el cambio digital y tecnológico es avasallador, pero nuestras sociedades aún no están en condiciones de asumirlo. Todavía hay gente que no sabe enviar un email e incluso personas que en su vida han visto un computador. Nosotros estamos convencidos de que el libre acceso al aprendizaje sobre tecnología transformará la vida en nuestro planeta.
Vimos a Facebook en estrados judiciales y a Amazon patinando en Asia. Apple, otra vez, ya no es la primera y muchas otras ollas de corrupción se han destapado. Vimos a Teresa May estrellarse con su Brexit y vemos a una Unión Europea, otra vez, acercarse a una crisis económica cuando el Banco Central suba las tasas de interés y sea mayor el costo del dinero.
Vimos que encontraron el submarino Ara San Juan, que Argentina la inflación llegó al 44 por ciento, que Maduro está cada vez más desorientado, por decir lo menos, que los venezolanos se vieron obligados a “invadir” el mundo, que en Nicaragua se destapó la dictadura, que Bolivia trata de pasar de agachada tratando también de perpetuarse en el poder, la cara de miedo de López Obrador al ver en lo que se metió en México y que en Colombia el cuento de la Economía Naranja los tiene a todos “embobaos” cuando el rubro de Ciencia y Tecnología es el penúltimo del presupuesto, aunque lo del Ministerio es para pensarse. Y la verdad, es hasta normal que estas cosas sucedan. Si tratamos de encontrarle la lógica a este mundo, más nos valdría tirarnos de un puente.
Lo cierto es que en el mundo real, los empresarios y directivos empresariales, estamos luchando por hacerlo bien. Cada vez nos esforzamos por tener mejores productos, mejores servicios y por contratar a la mejor gente. Bueno, bastantes de nosotros hacemos lo que podemos. Quizá el resultado no sea tan satisfactorio, pero lo estamos haciendo. Estoy convencido que para cambiar el destino de un territorio es necesario trabajar en tres frentes de cualificación: a los niños, a las mujeres y a los empresarios. Si esto se logra, las condiciones sociales y económicas se transformarán y lo que se ve es que estamos en la línea correcta. Es por eso, que 2019 me llena de tanta expectativa. No porque se vayan a solucionar las dificultades. Es porque las personas del mundo están entrando en un despertar diferente. Los años en los que hemos insistido en el bienestar, la felicidad y en el emprendimiento, no han sido en vano. De a poco se empieza a sentir el cambio. Pasarán otros pares de años, cuando ya no sean los X, y quizá ni los millennials sino los centennials quienes estén al frente de todos los procesos políticos, económicos, sociales, tecnológicos y ecológicos, y el mundo sea realmente diferente. Inicio tienen las cosas. La perspectiva es realmente esperanzadora.