Revista 52

Repensar la educación:

Estuve en un colegio público dando una conferencia sobre liderazgo a un grupo de cien jóvenes próximos a terminar esta etapa de sus estudios. Los rostros en general denotaban la falta de calidad de la educación sumada a lo extenuante de cumplir más de once años en un sistema educativo que luego los arroja a la calle sin ningún tipo de oportunidades reales. Digo reales porque los gobiernos, local y nacional, se esfuerzan en crear sofismas de distracción que se quedan en el discurso.

Tres preguntas fueron recurrentes: ¿para qué debemos estar durante tantos años metidos en una institución educativa para darnos mala educación y luego arrojarnos al desempleo? ¿Si hemos de permanecer tanto tiempo en el sistema educativo, sería posible que nos den una educación de talla mundial? ¿Si no nos pueden dar mejor educación, por lo menos podría ser la mitad del tiempo?

No nos engañemos. La educación básica en Latinoamérica es deficiente y mal diseñada. La cantidad de cosas inútiles o no pertinentes que les dan a los muchachos es impresionante. Los docentes, en una buena cantidad mediocres nombrados por los votos que ponen en las campañas políticas, no dan la talla de lo que el futuro necesita y lo que logran es que los jóvenes terminen odiando la lectura y las matemáticas, los dos pilares de un aprendizaje competente. Y el sistema se encarga de castrar y eliminar las competencias individuales de los jóvenes al manejarlos como una masa tonta. Además, la educación se ha convertido en un negocio, tanto en los primeros niveles como en la educación técnica y la educación superior, en la que la prioridad es mantener al estudiante pagando las mensualidades y los semestres. Me basta con ver el ejemplo de Audacity.com, institución creada, producida y avalada por las mismas empresas y que es capaz de reducir el tiempo de estudio en la formación de un ingeniero a una quinta parte de lo que una universidad ofrece.

Si en realidad queremos ser competitivos, es hora de repensar el sistema educativo. Que los estudiantes permanezcan menos tiempo en las instituciones y que durante este, el nivel educativo sea intenso y orientado a la construcción de futuro.

Piense por un momento: ¿Qué cosas recuerda usted de lo que le enseñaron en el colegio? Lo que no recuerde es porque realmente fue una educación inútil.

Por supuesto, esta posición tendrá sus detractores. Espero que así sea. Pues las evidencias de la mediocridad de los docentes y del sistema, lamentablemente, son los estudiantes. Estamos desperdiciando los talentos y las capacidades de los jóvenes y luego les negamos la posibilidad de desarrollar su verdadero potencial. Recuerde, la educación en la clave del futuro.

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