Revista 69

Soñar el país que queremos…

Después de tanto paro y tanta protesta, protesta razonable porque muchas cosas están mal y después de los actos vandálicos, las violencias de Estado y las de izquierda y las de derecha, que desdicen lo que somos como nación, si después de todo esto, no se logran cambios importantes, los sacrificios que se han hecho con los bloqueos, las desapariciones y las muertes, no habrán valido la pena.

Las cosas van mal porque hemos sido apolíticos e incoherentes y hemos permitido que la corrupción y los intereses particulares expriman a nuestro país. Pregúntese por ejemplo, a quién conviene nuestro sistema de salud o el sistema de regalías o la baja calidad en la educación, alguien gana y no es la población e incluso, ni siquiera el gobierno. Aquí hay carteles para todo.

En definitiva, debemos despertar y defendamos nuestro derecho a soñar el país que queremos. Claro, yo soy un optimista y motivador tecnológico y aunque algunas de estas ideas pareciera ser regresivas hacia un centralismo, no es así. La tecnología, el blockchain y el Big Data, con un sistema de inteligencia artificial, cosas que ya existen, sólo hay que usarlas, pueden democratizar la auditoría y el acceso a la información, así que les presento mi pliego de peticiones:

Primero, el gobierno debe entregar garantías tecnológicas de control de la corrupción.

Contamos con la tecnología, el conocimiento y los profesionales para, desde la tecnología, resolver el problema de la corrupción. Puede faltar el interés, pues quienes tienen el dinero suficiente para esto, son los primeros en ser corruptos, para un ejemplo, analice el tema de la salud y de los seguros para que empiece a ver por dónde va la cosa.

Segundo, debemos tener un sistema unificado de información de cada persona que viva en Colombia.

Igual que el punto anterior, tenemos la tecnología y el conocimiento, e incluso con los sistemas de ciberseguridad, para tener toda la información centralizada que permita conocer la realidad de calidad de vida cada persona que habite en nuestro territorio. Esta información desde todas las entidades y con un bloque central, cruzada entre las finanzas, la educación, la salud, el empleo, entre otros ítems, permitirá aportar significativamente al desarrollo de cada individuo, sin que exista detrimento en los recursos del Estado. Además sería una forma de tener al cien por ciento de la nación bancarizada. Si Facebook, Google y Amazon puede tener la información completa de la mitad de la población del planeta, cómo por qué nosotros no habríamos de tener un sistema que abarque unos cien millones de individuos, incluyendo a las personas que nos visitan cada año.

Tercero, debemos tener una renta básica universal, superior a un salario mínimo.

Si con el ítem anterior se tiene la información de cada individuo que viva en nuestro territorio, se tendrá el instrumento para asignar una renta básica por persona que esté en situación de desfavorabilidad, la cual puede ser eventual o continua. Dado que este sistema unificado de supervigilancia a la calidad de vida, no es manipulable ni susceptible a la corrupción, el dinero no se perderá.

Cuarto, debemos tener UN SOLO IMPUESTO, no más IVA, no más sobre tasas ni otros bichos.

Apoyados en el mismo sistema, cada persona que viva en nuestro territorio pagará un único impuesto, dividido en los meses del año y que cubra todos los ítems que ahora se pagan pero unificados en una sola cuenta. Lo mismo para las personas jurídicas, en ambos casos con sus respectivas estratificaciones. Y si una persona cumple con ambos aspectos, natural y jurídica, que pague sólo el de mayor valor para evitar el mal uso del sistema. Este impuesto mensual debería ser descontable automáticamente de las cuentas bancarias.

La multiplicidad de sobretasas e impuestos son un alimento para la corrupción, y aunque esto puede sonar regresivo por el centralismo de los recursos, estos mismos se perderían menos y serían más efectivos.

Recordemos que tendríamos una inteligencia artificial controlando cada dinero, por lo que no habría retrasos y habría un mayor control a la ejecución, en tiempo real.

Quinto, la educación debe ser gratuita en todos su niveles, pero con condiciones.

Es más que evidente que la educación es un negocio y que el Ministerio de Educación le camina a los intereses de grupos privados y no a la conveniencia para la nación. Esto no es de ahora, regularmente ha sido así. La evidencia está en las leyes y los decretos que son vergonzantemente directos a la hora de mostrar esa favorabilidad, en especial se trata cuando de educación superior. Se ha avanzado gratamente en este año en la educación con matrícula cero para la educación post escolar en las entidades del Estado. No obstante, se tienen dos problemas: uno es la baja calidad de la educación en la primaria y en el bachillerato y dos, los altos costos en los niveles de maestría y doctorados y por eso, tuvimos dificultades con la OCDE. Nuestra propuesta va en dos líneas. La primera: cada estudiante, para pasar nuestro grado noveno de bachillerato, deberá haber aprobado un programa virtual de 600 horas en lenguajes de programación y desarrollo de software, independiente de su inclinación vocacional. Luego, ese mismo estudiante para graduarse de bachillerato, deberá haber aprobado un programa virtual de 1200 horas en el área de conocimiento de su elección, ambos provistos por el SENA y obligatorios para todos los estudiantes del territorio nacional. La segunda línea: todo profesional con un pregrado podrá matricularse a programas de maestría y doctorado con matrícula cero, aportando a la institución un desarrollo de conocimiento o un desarrollo tecnológico que bien sea patentable o explotable comercialmente. Ambas opciones previas al inicio de los estudios. Insistimos en que deberán ser desarrollos y no proyectos. La institución evaluará estos aportes y determinará su pertinencia y capacidad de producir recursos económicos o de otro tipo. La propiedad intelectual sería de la institución.

Sexto, debemos tener un sistema unificado de salud.

Nuestro sistema de salud es vergonzoso. Las EPS, (El Perverso Sistema) se queda con el dinero sólo por administrar, manteniendo infraestructuras que no son necesarias, generando costos innecesarios – recordemos que lo farmacológico también es un cartel – y dejando a quienes realmente prestan el servicio: los hospitales y personal de la salud, en el absoluto desamparo. El instituto de los Seguros Sociales era malo por la manera como estaba concebido estructuralmente, por sus costos de operación, por el clientelismo y por la corrupción. Pero la realidad tecnológica de  hoy es otra cosa y permiten superar todos estos problemas, por lo que un sistema unificado que le realice un seguimiento a cada individuo, sin distingo de su estrato socioeconómico, será un aporte efectivo a la calidad de vida de la nación.

Séptimo, debemos privilegiar la protección de la población y la cultura ancestral

Después de quinientos años de exterminio, no sólo han desaparecido las personas, han desaparecido muchos de nuestros valores y producciones de cultura que identifican nuestros orígenes y nuestra propia identidad como nación. No sólo las comunidades se han occidentalizado, han asumido las perversiones del mundo capitalista del consumo, sino que la cultura, nuestra cultura se ha invisibilizado. Debemos procurar el cuidado de lo poco que nos queda.

Octavo, debemos privilegiar la protección de la naturaleza.

La economía y los favores económicos pueden con todo. No sólo la ignorancia de nuestros pueblos acaba con la naturaleza, sino que también nuestros gobernantes, vía leyes y decretos, destruyen nuestro patrimonio de biodiversidad permitiendo la explotación. Nunca, lo que se gane por regalías va a recuperar una montaña y el ecosistema perdido a causa de una acción empresarial. Se debe privilegiar un sistema agropecuario intensivo de precisión y castigar la ampliación de las fronteras a ultranza de provocar incendios y deforestación. Se debe prohibir la minería a cielo abierto y prohibir el fracking y buscar la manera de recuperar lo perdido. Ya sabemos que un árbol se demora años en volver a crecer y que han desaparecido cientos de especies endémicas de nuestro país, en flora y fauna. No hay dinero que justifique la destrucción de la naturaleza. Para que sirve la economía si no tenemos un planeta para disfrutarlo.

Noveno, debemos desarrollar el tejido empresarial, el creativo y el tecnológico.

El noventa por ciento de nuestra historia empresarial es la historia de la lucha contra la pobreza y la falta de oportunidades, es la historia del sacrificio y de la explotación. Como nuestro tejido empresarial es pobre, sobre todo en mentalidad, la oferta laboral también es pobre y sólo se consigue trabajo para obreros. Es vergonzoso que en un país, el mayor empleador sean los sectores de la construcción, las confecciones, los vendedores de celulares o los Contac Center para los, un poco más, educados. Son campos de concentración empresarial donde la calidad de vida brilla por su ausencia a pesar de su discurso.

¿Qué pasaría con nuestro país si el mayor empleador fuesen las empresas de desarrollo de ciencia y la tecnología? O por lo menos que siquiera el cincuenta por ciento de las microempresas se montaran en la cuarta revolución industrial y la transformación digital, más allá de la internet. Algo así como tamales con nanotecnología de alimentos – no es chiste – . Definitivamente nuestro país cambiaría radicalmente en sus posibilidades de crecimiento y el PIB sería real. Señor Ministro de Hacienda, sus cifras de crecimiento económico son una falacia. Si las cifras no vienen acompañadas de mejoramiento de la calidad de vida de la nación, todo es una mentira.

Décimo, debemos proteger a nuestros niños.

Los niños son el futuro del país, pero pareciera haber un complot mundial en su contra. Si un techo de cristal es una fuerza mundial, cultural, social y económica que procura evitar el progreso de la mujer y con eso evitar el desarrollo de las sociedades, las acciones en contra de los niños, su desamparo, la violencia, la falta de educación o la educación de mala calidad, es un atentado contra el futuro de la humanidad. Si bien, los programas de la nación en favor de los niños existen, no son suficientes. ¿En qué cabeza cabe robarse el dinero de los restaurantes escolares o darles productos de mala calidad? Me da ira sólo el saber que esto sucede regularmente en nuestro país.

Por supuesto, estos son mis deseos, nacidos de la reflexión y desde mis propias ignorancias. Mis sueños para construir las bases de un futuro mejor. No es sólo la mirada de un Asperger, sino de un padre preocupado por el país que hoy estoy construyendo para mi hija y de una persona preocupada porque lo que hoy vivimos es evidencia y síntoma de una sociedad pobremente educada. Puede que esté simplemente elucubrando, pero trato de hacer algo. Es mi manera de protestar sin bloqueos ni violencia. Y ¿usted? ¿cuál es el país que sueña?

Wilson Garzón Morales

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