Educar para competir:
Es totalmente imposible tener una empresa competitiva sin contar con personas competitivas. Esta competitividad no es el frenesí de la carrera frente a la competencia, se trata de ser atractivos, deseables, rentables y únicos en el mundo.
Implica que desde la cabeza, el gerente, hasta el último colaborador, deben estar inmersos en una cultura de la excelencia compuesta por la estrategia adecuada, el pensamiento innovador, la orientación permanente por la efectividad en la ejecución, la adaptación continua a la realidad del mercado y el comportamiento de servicio. Ninguna de estas cosas se da silvestre, es necesario tener un programa.
Olvídese de que mediante los procesos de selección va a encontrar la gente que su empresa realmente requiere. Esto es un proceso de ensayo y error y en el camino debe invertir en formar a su personal. Una empresa educadora es el primero paso, luego seguirá la empresa efectiva, después se buscará la empresa creativa, viene entonces la empresa servidora y estas cuatro cosas en su conjunto, simultáneas, conforman una empresa competitiva.
El gerente debe conocer muy bien su negocio y debe conocer aún más el futuro de su negocio, sin embargo, conozco gerentes que todavía no han aprendido a enviar un correo electrónico; conozco gerentes que sólo califican a su personal por pieza producida, conozco gerentes que les dicen a sus vendedores que deben vender “como sea”. Es indudable que el día a día es absorbente; que la necesidad de tener negocios que muevan la registradora es apremiante; que los gastos, los impuestos y la nómina más los imprevistos son cosas que no dan espera, y con todo esto se nos olvida que la venta diaria no es más importante que el crecimiento y la solidez y que para que estas dos existan es necesario trabajar en competitividad.
Empiece por diseñar una estrategia de aprendizaje continuo, diseñe criterios de efectividad y estructuras de creatividad y ajuste con un programa de excelencia en el servicio. Como resultado usted tendrá una empresa realmente competitiva lo que se manifestará superlativamente en sus estados financieros.
Recuerdo que el dinero no tiene edad ni sexo, ni raza ni religión y su incremento depende de la capacidad y el talento de la gente. Regularmente es directamente proporcional, a mejor gente, mejores resultados. Cuando esto no es así es que algo se hizo mal.
Ahora, si usted como gerente no sabe cómo lograr todo esto, quiero ser reiterativo, para eso están las universidades.