Revista 62

Pinta tu fachada

El panorama luce terrible. Las proyecciones económicas nos hablan de un par de años en una situación difícil para todos y cómo siempre, las cuentas no dan espera. Hace un mes me atrasé con los pagos de mis tarjetas de crédito con un banco de primera línea, Scotiabank Colpatria. Empezaron a llamarme todos los días ejerciendo una malsana presión psicológica que me hizo preguntarme sobre el sentido de estas compañías. Siempre he sido buena paga, nunca he tenido un reporte financiero y simplemente tuve un desequilibrio en mis ingresos. Vivo de los eventos de capacitación presencial que ahora mismo no se venden y estamos apenas fortaleciéndonos en educación virtual, y en la venta de unos hermosos documentos – e-books. Y aunque las ventas no han sido las esperadas, me pude poner al día con mis cuentas. ¿De qué sirve que me llamen todos los días? El resultado es que ahora mi idea es pagar mis cuentas lo más rápido posible y abandonar ese banco.

Esto me hizo reflexionar en que sí a ese mes tan difícil se le sumó la presión de estos mercenarios financieros y literalmente, en lugar de ayudar, me estresaron y me hicieron enfermar, ¿cuál será la situación de mis colegas empresarios y empresarias? Entiendo que los compromisos se deben cumplir. Yo mismo soy un promotor del honor y la palabra, no obstante, esta situación con millones de empleos perdidos y miles de empresas cerradas debería hacer pensar al sistema financiero sobre la condición de cada uno de sus clientes. Hace más de 30 años que tengo tarjetas de crédito; he tenido créditos de todo tipo y he considerado como prioridad estar al día con mis obligaciones, pero esta situación del mundo es sui generis y cambió la vida de todos y los escenarios son diferentes. Si los bancos de este país no reconsideran su manera de actuar y el manejo de la sub-tasa de usura (esto es que se quedan apenas debajo de la tasa de usura permitida) será el mercado el que los haga cambiar. En el 2021 entrarán al país cualquier cantidad de Fintech que harán que los consumidores tengamos otras opciones y dejemos de estar “atrapados”. De resaltar el trabajo de Bancolombia con la labor que está haciendo para contribuir con la recuperación y lo que hacen financieramente, cliente a cliente.

Y nosotros. Sí, los escenarios están difíciles, no obstante, es hora del optimismo y los empresarios debemos dar ejemplo de esa nueva actitud. Debemos superar la posición de ser realistas y de las proyecciones en rojo y comportarnos como lo que somos: personas con una visión y una pasión irreductible por nuestras empresas, por construir futuro y mejorar al mundo. Por eso, demos ejemplo. Limpiemos y pintemos, remodelemos, restauremos, reformulemos. Hagamos que nuestros colaboradores sientan esa nueva energía. El orden y la limpieza hacen parte de la belleza y la belleza nos da esperanza y nos hace sentirnos bien. Pinta tu fachada, así sea virtual y que todos vean que estamos en pie de lucha y adaptándonos a esta nueva realidad.

Ánimo. Si tuviste que cerrar, vuelve a empezar. Si los bancos te acosan, cuelga. Presionando así, no van a hacer que les paguemos de la noche a la mañana. Has los acuerdos de pagos que sean necesarios y concéntrate en volver a levantar tu empresa o en crear una nueva. Finalmente, si ahora nos atrasamos con los pagos, de todas maneras nos deberán esperar hasta que estemos en funcionamiento y nos entre dinero, así que es irrelevante que llamen lo que quieran. En lugar de ser una ayuda los bancos son una piedra en el zapato de la recuperación, pero no importa. Nosotros somos los empresarios y lo lograremos.

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