Revista 76

Lo que la juventud quiere…

Hace poco estuve en una reunión de Consejeros de las Mesas Sectoriales del Ministerio del Trabajo y del Sena y dos datos me dejaron con dolor de cabeza. Uno de ellos es que el sector de la construcción congrega, en total, cinco millones de trabajadores en el país, y el otro, es que en nuestro territorio hay más de seis mil vacantes para el sector de las confecciones. Es muy posible que las cifras sean totalmente incorrectas, pero no importa. Considero que, dadas las condiciones, ambas representan la desesperación de las personas por trabajar y la falta real de oportunidades.

Mi labor cotidiana es en el sector educativo y permanentemente soy testigo de la queja de los jóvenes. Sueñan con otras cosas y son supremamente talentosos. Y definitivamente, ninguno de ellos en su sano juicio se ve a sí mismo como obrero de la construcción, las confecciones, los contac center o como recolectores de café. Ninguno piensa en salir a ser mesero en un bar, mensajero de Rappi o vendedor de un almacén. Ellos sueñan con otro tipo de labores y se están preparando para ello.

La consecuencia es que muy pronto los jóvenes nos dejarán atrás y se abrirán paso, muy a pesar de la inconmensurable deficiencia e incompetencia de nuestro nunca bien ponderado Ministerio de Educación Nacional, que a decir verdad, es muy poco lo que puede hacer, pues los empleos, y esos empleos, los proveemos los empresarios.

Los jóvenes están cambiando y poco a poco se van volviendo más competitivos, pues el acceso a la educación no está supeditado a las instituciones educativas. Esto por una parte. Por otra, tanto el Sena como otros ministerios como el de las TIC´s están trabajando para que cada vez haya más jóvenes aprendiendo tecnología y el gobierno ha puesto su grano de arena con la gratuidad en algunas instituciones de educación superior, aunque estas no les sean tan atractivas pues la perspectiva de pasar cinco años para salir con una profesión que no garantiza la empleabilidad no les llama la atención. Quieren formación técnica, de alto nivel, globalizada y rápida y, por supuesto, ya hay instituciones que así se las están dando.

Significa esto que también los empresarios y las empresas están obligados a cambiar. En los próximos ocho años el mundo será diferente a lo que hoy conocemos, y a pesar del vértigo y de las condiciones socio – políticas tan desfavorables, estos quienes hoy son los jóvenes, habrán transformado la realidad.

La pregunta es ¿empresario, gerente, usted está listo y da la talla para el cambio? ¿No lo sabe? Preocúpese porque los jóvenes saben perfectamente lo que quieren.

Wilson Garzón Morales

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