Ven y hablemos de ciencia y educación

Le invito a compartir mis divagaciones sobre Ciencia, Tecnología e Innovación, la ética y la educación y mis consideraciones sobre el papel que ha jugado la ciencia, la tecnología y la innovación en el desarrollo de la humanidad y cómo la ética, los poderes políticos y económicos han influenciado en dicho desarrollo.

Todavía hoy el ejercicio de pensar pareciera ser un artículo de lujo. El mundo está pasando por momentos difíciles a causa de las actividades humanas y la necesidad de consumo de los recursos naturales se incrementa en la medida en que la población crece, lo que causa un fuerte deterioro del medio ambiente sin que se vea una solución en el corto plazo.

Son pocos los factores que pueden cambiar. En este sentido, la aplicación de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, creemos puede tener un nuevo propósito trascendente: “la educación del hombre como protector del planeta”. Orientación en la cual encontramos fuertes restricciones.

Iniciemos por el principio. El primer momento. Ese momento que cambió todo para la humanidad, fue cuando por primera vez nuestro antepasado prehistórico convirtió la rama de un árbol en un garrote o una piedra en un proyectil. Desde allí todo fue distinto.

Ese ser, más débil que su entorno, con un cuerpo pequeño y un cerebro pequeño, recién bajado de un árbol, supo que podía valerse de recurso para sobrevivir. Todavía así, ese recurso estaba en la naturaleza. Sólo fue cuando por medio del ensayo y error, se desarrolló el invento más trascendente de la humanidad, el cuchillo de lajas de obsidiana.

A partir de allí todo fue transformación tanto del entorno como de la vida misma de los sujetos.

No quisiera utilizar el concepto de evolución cuando me refiero al ser humano, pues tengo la percepción que si bien el hombre ha modificado su entorno y sus condiciones de vida, desde hace 300 mil años, el hombre mismo no ha cambiado.

Pretendo referirme en esta nota en cómo a pesar de la ciencia, la tecnología, sociedad e innovación, como lo menciona Alejandro Tena la ética es sinónimo de civilización y es la evolución del concepto de comunidad en cuanto a su definición y distinción entre el bien y el mal, y, desde mi perspectiva, el hecho de vivir en sociedades o comunidades no significa necesariamente que seamos seres civilizados. Hemos construido conocimiento, eso es innegable. Conocimiento técnico y conocimiento científico que luego se convierten en tecnología, no obstante ese conocimiento funciona como un cuchillo fino de cocina, te sirve para cocinar pero también te sirve para matar. No es la herramienta, sino la mano que la empuña.

Visto desde allí, si bien, la tecnología ha transformado nuestro mundo y ha creado cosas maravillosas, también es la responsable de su destrucción.

Todavía así, la ciencia y la tecnología, se encaminan a generar un nuevo humano al sugerirse la posibilidad de un futuro “transhumano” en el cual, físicamente, podremos tener humanos mejorados a partir de la manipulación genética.

Los siete primeros males

Por supuesto, mis reflexiones pretendo hacerlas contextualizadas en mi realidad inmediata y en el escenario de la educación, pues es el único espacio en que el uso del pensamiento humano se queda con el menor castigo.

La interacción entre política, sociedad y educación tiene grietas que hacen que cualquier discurso sociológico sea incoherente:

1.         El bajo nivel socioeconómico frente a la necesidad de sobrevivir incentiva comportamientos depredadores en las comunidades menos favorecidas.

La matemática no miente. Nuestro país está compuesto en un 78% por personas de bajos recursos económicos. En una población de 46 millones de habitantes, el 44 por ciento es la Población Económicamente Activa (PEA) – 20 millones 240 mil personas. De estas el 13 por ciento figuran como desempleados y el 47 por ciento aparecen como economía informal. De los restantes 8 millones 96 mil que aparecen como empleados, trabajadores, el  85 por ciento gana un salario mínimo, lo que implica que solamente un millón 214 mil personas ganan más del mínimo, en una economía en la que la canasta familiar básica cuesta cuatro salarios mínimos, es decir $3´312.464, cifra considerada como el salario mínimo profesional.

Estas condiciones favorecen el trabajo informal y fenómenos como las bandas criminales dedicadas al narcotráfico que realmente gobiernan las ciudades y un creciente comportamiento delictivo manifestado en robos menores, ambos causantes de una gran cantidad de homicidios y situaciones de violencia que llevan a la administración municipal a invertir mucho dinero en acciones policivas. Y por supuesto, no queda dinero para una verdadera educación.

2.         Una cultura deformada hacia la acumulación lo que incentiva comportamientos poco éticos en todos los niveles sociales.

A pesar de que vivimos inmersos en la filosofía y el discurso sobre la ética, en ambientes profesionales en los que se habla sobre crecimiento personal como una clave para el éxito, imágenes tan gráficas como en el caso del líder llamado “Zar Anticorrupción” arrestado por actos de corrupción, no deja lugar a dudas de cuál es la realidad de nuestro escenario socioeconómico. El tener es lo primordial. El modelo económico que si bien se fundamenta en la llamada “libertad”, basa su reconocimiento en la acumulación financiera, muy por encima de otras maneras de alcanzar posicionamiento social, y por supuesto, las personas de todos los niveles buscan fortalecer su tener y los beneficios que esto trae, a costa de cualquier sacrificio.

Ya sea con la quema de bosques para ampliar la frontera agrícola, la implementación del fracking para incrementar la producción petrolera o el desvío de recursos de programas sociales hacia cuentas personales. La ya muy natural “comisión” que cobran los gobernantes por adjudicar proyectos, y nuestro cultural CVY o ¿cómo voy yo? entre otras muchas, tantas que sus modalidades y cantidad no las logra pensar la mente más maliciosa.

La problemática fundamental en esto es que quienes están metidos en estas acciones no piensan que obran de manera incorrecta, sino que hacen lo que otros hacen y que siempre se ha hecho así.

3.         Modelo educativo anacrónico

En la antigua Grecia, madre de la democracia, las clases sociales estaban muy bien diferenciadas. Unos eran los ciudadanos. Las personas podían hacerse ciudadanos de acuerdo a sus riquezas o por nacimiento. Otros eran los sirvientes y otros eran los esclavos. Y la mejor manera de cambiar de estatus era perteneciendo a los ejércitos y haciendo la guerra.

Tenían un problema estos pobres ciudadanos para la educación, ellos tenían sus ágoras y sus hijos tenían tutores, pero a la población de las otras clases quién las iba a educar.

La solución se encontró en el modelo social espartano que había convertido a una ciudad en bastión y a sus ciudadanos en ejército. Todos sus habitantes estaban educados para no tener una propia voluntad, formarse en filas y obedecer a sus clases dominantes, y sacrificarse por “amor a la patria” y además vivían con lo mínimo posible.

Aunque se habla del ágora como el máximo escenario de la formación, la verdad es que las escuelas son campos de concentración en las que se forman los sirvientes y esclavos de la época, o empleados, trabajadores y obreros de la actualidad.

Salvo muy contadas excepciones, muy pocas veces se encuentran esfuerzos para fortalecer el sistema educativo. Su estructura como tal, nunca ha cambiado. Sigue estando constituida por una persona que orienta y transmite conocimiento y una persona que repite y busca ejecutar ese conocimiento, así no sepa del todo su esencia. Sólo el uno por ciento de nuestra humanidad actual desconfía del conocimiento y busca generar conocimiento nuevo. El otro 99 por ciento espera a que les digan y les “enseñen” qué hacer.

4.         Baja calidad de la educación básica

Tradicionalmente la educación pública en Latinoamérica, es un territorio feudal de señores políticos quienes logran el nombramiento de sus partidarios, como una cuota de gobierno. Aquí no importa si la persona cuenta con las competencias para ser un educador.

En esa medida, gracias a que existe la figura de “carrera docente” y además se han constituido en sindicatos, lo que menos ha interesado es una educación competente para los niños. A estos docentes no les gusta que les evalúen y cualquier actualización debe ser pagada por el gobierno, si no es así, ellos no se actualizan. Repiten el libro que se aprendieron desde el principio y si algún estudiante se desvía, por supuesto que obtiene una mala nota.

El sistema está diseñado para desestimular el aprendizaje profundo y para premiar la competitividad, eficiencia y la productividad de los estudiantes, como factores de aporte a sus futuros trabajos.

5.         Educación no pertinente

Tanto las políticas educativas del gobierno como los modelos educacionales no conversan con las realidades.

Al principio se suponía que se copiaban los programas de Europa y de Estados Unidos, pero finalmente se quedó en un estilo latinoamericano en el cual importan las cifras de los niños que van a la escuela pero poco o nada se hace por una educación real.

Las deficiencias en la adquisición de habilidades cognitivas que se supone da la escuela se profundizan al llegar a la educación básica secundaria y media, que mal llamamos “bachillerato”.

Cuando estos estudiantes salen para cursar el terciario o profesional, no cuentan con las capacidades requeridas para desempeñarse en actividades de carácter superior así estudien carreras de educación superior. Según las pruebas PISA de la OCDE, en la que se ocupan los últimos lugares. Además los programas educativos están diseñados para seguir modas y tendencias de mercado y no para responder a las necesidades de los territorios. Ni siquiera corresponden a las expectativas de los empresarios para quienes se supone se está formando a la clase obrera.

6.         Docentes no preparados

Aunque las universidades se han preocupado por tener docentes con títulos de maestría y doctorado, esto no se traduce en calidad educativa.

Encontramos personas que ejercen la profesión de docente que poco saben de modelos pedagógicos o de tácticas didácticas, así hayan realizado cursos y diplomados e incluso encontramos profesores que no saben articular ni pronunciar bien las palabras.

Cuando se analiza la calidad de la docencia en la primera infancia, encontramos fuertes deficiencias en comprensión de lectura, en redacción y en matemáticas y ellos son quienes les enseñan a los niños.

Cuando analizamos a la docencia de la primaria, encontramos improvisación, poca preparación de las asignaturas y menos actualización tanto temáticas como tecnológica.

Cuando analizamos la docencia de la básica secundaria y la media, encontramos personas con vicios políticos y poca capacidad de ejecutar el proceso de enseñanza aprendizaje con rigurosidad científica y que poco control tienen sobre los grupos de adolescentes. Los instructores de la media técnica y la técnica o tecnológica, en su gran mayoría son profesionales de distintas profesiones, que se supone se formaron para otras áreas del conocimiento y que por oportunidad económica se dedicaron a la docencia. En muy pocas ocasiones se encuentran docentes movidos por la vocación y en permanente actualización tanto temática como pedagógica.

7.         Analfabetismo tecnológico

Estamos en un momento de la historia en el que se supone entramos en la Cuarta Revolución Industrial. Los discursantes de este tema, son muy claros en repetir,  a grosso modo, que la primera revolución vino con la invención de la máquina de vapor, la segunda con la electricidad y la línea de producción, la tercera con el computador, la digitalización y el internet, la cuarta con la genética, el big data, la inteligencia artificial y la nano tecnología, y se supone que la quinta es la inteligencia colectiva.

Si hemos estado atentos podremos ver claramente que quien realmente se beneficia de estas revoluciones es el mundo empresarial.

La máquina se inventó para las empresas, para multiplicar la capacidad de fuerza física; la línea de producción se inventó para que esa fuerza física fuese más eficiente y productiva.

Los computadores incrementan la capacidad de construir y almacenar información y el big data se usa para hacer que esa información sea más eficiente y productiva.

Con la cuarta revolución viene, como dijimos, también la inteligencia artificial, ya veremos lo que se hace para que sea más eficiente y productiva.

Esto nos marca un ritmo de aprendizaje como especie que cada vez se ve superada en su capacidad de adaptación por la velocidad de los cambios. No obstante esto, encontramos estudiantes y docentes que no saben enviar un correo electrónico. Que poco o nada saben del desarrollo de tecnología y menos del uso de la tecnología en los ambientes de enseñanza – aprendizaje, lo que de entrada establece una deficiencia cuando se trata de tener un modelo educativo moderno, y más si hablamos de la formación en Ciencia y Tecnología.

Una idea sobre el pensamiento

Un día cualquiera, los emperadores romanos, Marco Antonio y Octavio estaban en una confrontación para decir a cuál de los dos pertenecería el imperio.

Marco Antonio y su amante, la reina de Egipto, Cleopatra, representaban una ideología de la humanidad y Octavio Augusto representaba a otra. En su batalla final Octavio gana.

Ese fue el inicio del poderío del pensamiento occidental sobre el pensamiento oriental. Aunque es una discusión fútil y bizantina, siempre queda la consideración de lo que hubiese pasado si Oriente hubiese ganado la batalla. Seguramente iríamos a misa en una pirámide y nuestro dios sería Ra, y también, podríamos especular que las ciencias hubiesen avanzado de otra manera.

La religión occidental y su marcado misticismo y pensamiento oscurantista ha construido las mayores desigualdades sociales y el atraso crónico del pensamiento y del desarrollo científico.

Dele usted a una persona las respuestas de porqué existe todo en el universo y habrá destruido la capacidad de inquietarse, buscar e investigar. La ciencia no es necesaria porque Dios es el principio y el final de todo. Amen. No me mal interprete. Creo en Dios por la “Apuesta de Pascal”, pero no trago entero.

Hermosa destrucción

No es necesario ser un genio para darse cuenta de que los mayores avances científicos y tecnológicos de la humanidad proviene de las guerras, aunque no todas las guerras son con fusil. La mayoría son por el poder político y financiero, y otras son por el control de los recursos. Incluso, nos encontramos con guerras tecnológicas. Y como todas las guerras, siempre queda un camino de destrucción y muerte.

A veces mueren personas otras veces mueren instituciones o empresas.

Es cuestión de mirar las decisiones que han tomado la China, Rusia, Alemania, Japón y Estados Unidos en materia de desarrollo de la ciencia y de la tecnología, todos buscando el control de los recursos y del conocimiento. En esas guerras se han dado desarrollos importantes.

Recordemos de dónde surgió la Internet, de dónde surgieron el radar, los aviones y los cohetes. De dónde surgió la guerra química, primero y la farmacéutica después. Y la dificultad es que esto en lugar de parar tiene a complejizarse aún más en el futuro.

Casi Conclusión

El ser humano sigue siendo el mismo desde que tenemos noticia. El Homo Sapiens tiene facultades que ningún otro ser vivo tiene. Entre ellas, la de crear y la de destruir.

La Ciencia no es algo que hayamos desarrollado, ella siempre está ahí, es sólo que hemos tardado o nos cuenta mucho trabajo percibirla. La tecnología por su parte, es el fruto de nuestro esfuerzo por materializar nuestras ideas, así sepamos el fundamento científico o no.

Lo que sí es real es que si bien la destrucción de nuestro mundo es causada por el uso indiscriminado de la tecnología sin tener un fundamento ético, cuando se aplica un criterio ético a la ciencia y a la tecnología, somos capaces de desarrollos sorprendentes. Ya conocemos los problemas. Estamos sobre diagnosticados. Ahora, usemos la ciencia y la tecnología para trabajar en las soluciones. Lo sorprendente de todo esto es que es tarde. Todavía estamos a tiempo de lograr una vida digna y sostenible para la humanidad, con una profunda consciencia de protección del planeta. Tengo fe en las nuevas generaciones.

Wilson Garzón Morales

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