Revista 62

Creamos en nuestra institucionalidad: hablemos de política...

Desde hace mucho tiempo se nos ha vendido la idea de que la función del Estado es la Administración Pública y no es así. Es como decir que la función del transporte es la buseta cuando lo que se necesita es ir de un lado a otro. La única función del Estado es brindarle bienestar a la nación y la nación es la gente que habita un territorio. Esta diferencia tan sutil es la que limita la participación, mantiene a la corrupción y a la gente sumida en la pobreza.

A diario escuchamos cómo se roban el dinero de los contribuyentes y en especial, en Colombia, la Ley 50 de pensiones y la Ley 100 de salud, han sido las dos acciones más perjudiciales que han matado a más personas que nuestra violencia histórica y todo para favorecer a un grupo empresarial. No obstante, hemos visto lo que los pseudo dictadores como Ortega, Maduro, Putin y Trump, entre otros, les han hecho a sus países. Pareciera no haber solución y reina la desesperanza. Es una de las razones por las cuales vemos protestas en todo el planeta. Una pregunta que me hago es que si estamos de acuerdo en que todo esto está mal, que el mundo ha perdido su rumbo y salimos a marchar y a protestar, por qué, en nuestros sistemas democráticos siguen gobernando los mismos. Claro que sé la respuesta: se apoya en la apatía y la complicidad de la clase empresarial y la poca educación del pueblo.

Esto no puede continuar así. La verdadera revolución es el voto. Si no nos gustan nuestros gobernantes pues tengamos nuestros propios candidatos. Aprendamos a hablar y a discutir sobre política y sobre todo a privilegiar la argumentación técnica sobre las alusiones personales. ¿Se ha dado cuenta de que quienes no tienen la razón utilizan la violencia verbal en contra de los demás? Busquemos la manera de participar y si hemos de marchar que sea con argumento no con violencia.

La democracia es la voz del pueblo, por eso nos limitan la educación, pero ahora con la nueva realidad y las tecnologías de comunicación hemos entrado en la era de la comprensión y nos damos cuenta de que tenemos la fuerza para cambiar la condición de vida de nuestros países. Contamos con la disposición, la tecnología y podemos contar con los votos para llevarle verdadero bienestar a la población.

Por lo pronto debemos trabajar en tres frentes que no dan espera: 1) Introducir la inteligencia artificial a todos los niveles de gobierno. Aunque encontraremos resistencia esto erradicará en gran parte la corrupción. 2) Debe existir un punto intermedio entre la propiedad privada, el empresarismo, la empleabilidad y una renta básica universal. Esto, otra vez, será posible con la implementación de una inteligencia artificial para omitir a quienes realmente no lo necesiten. Y 3) Cada niño que pase por el sistema educativo oficial debe salir con competencias básicas de ingeniería de software que es fundamental para otros tipos de ingeniería. Estos tres cambios serán el inicio de un nuevo modelo de vida.

Nuestro sistema democrático no es perfecto pero es preferible a lo otro que hay. Creamos en él y creamos en que lo podemos adecuar y como ya lo expresé, lo haremos mediante la participación política y el voto. Hablar de política en las reuniones debe ser de buena educación, quien diga lo contrario estará satisfaciendo el paradigma de la dominación. No digo esto porque vaya a ser candidato de nada. Lo digo porque es necesario y en algún momento, nosotros, el pueblo, debemos despertar.

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