Déjenme tener esperanza
Y seguimos cada vez más con el firme convencimiento de que debemos apoyar el Sí en el plebiscito. Aunque claro, como es lógico, tengo mis dudas, todos las debemos tener.
No obstante, para mí varias cosas son claras. La primera de ellas es que la Ley 100 de salud ha matado más personas que el conflicto armado y su ponente no es un legitimador válido para que me venga a hablar de lo que le conviene al país.
La segunda, es que este proceso de paz, es sólo una negociación con las Farc, ellos son sólo un actor más del conflicto y la violencia continua.
La tercera, es que el supuesto acuerdo no traerá beneficios reales para ningún lado, más allá del que todos esperamos. He recibido demasiada desinformación de quienes apoyan el No, mientras que el Sí tiene una sola cosa clara: el fin de la guerra con este grupo armado y eso prevalece sobre todo lo demás.
No me ha pasado desapercibido que muchos de quienes apoyan el No, sólo han visto la violencia por televisión y que la casi totalidad de quienes la vivimos votamos Sí. No digo que todos, pues no faltan las excepciones.
Me han hablado de impuestos, me han hablado de que esto se volvería otra Venezuela. Para mí es simplemente un franco desconocimiento de quiénes somos nosotros los colombianos y de nuestra idiosincrasia demostrada a lo largo de la historia. La carga de impuestos ya se veía venir, incluso desde antes de que empezaran las negociaciones. Nuestra corrupción económica es de ese nivel y esta es sólo otra excusa. Y lo de que Colombia sea otra Venezuela, ya era posible porque el populismo es un cáncer en Latinoamérica, así que ambas cosas no son novedad ni pertenecientes sólo a este proceso.
Aspiro a que logrado el proceso con las Farc, se inicie con los demás actores del conflicto y que el 7 de agosto de 2019, como está en mi prospectiva, ya no existan grupos armados de guerrilla en Colombia.