Revista 35

Construir la esperanza

Este año ha sido difícil. En general, los últimos ocho años han sido muy difíciles para las gentes y para los gerentes de las empresas de todos los tamaños, estos años han sido especialmente difíciles. Cuando se analiza la razón de tanta dificultad, la respuesta obvia es que es el resultado de las condiciones económicas mundiales, la situación política mundial y el deterioro de las condiciones sociales locales. En mi vocación de ser un permanente Imaginador de Futuro, ejercicio en el cual proyecto las tendencias y trato de vislumbrar los posibles y probables escenarios, ya había manifestado ediciones atrás que Latinoamérica estaría en “llamas” por un lapso mínimo de diez años. Todavía los números que me indican esa tendencia no han variado: las reformas tributarias, las dictaduras de Nicaragua y Venezuela, aunque habrá cambios es Ecuador y Bolivia; la situación se recrudecerá en Brasil y en México, incluso les había advertido acerca de Donald Trump, de lo que recuerdo que un señor muy querido me regañó. En Colombia los índices de inflación y de desempleo seguirán disparándose, aunque el gobierno los siga maquillando y en general, las coyunturas económicas seguirán siendo complejas.

Con todo y eso, mi mirada cambió a partir de una frase de mi hija de seis años en su primer día de nado sincronizado, en la que me dijo: “ya sabía que era difícil, pero ¿y qué? no por eso, abandonamos las cosas ni nos damos por vencidos, es más, tenemos la suerte de saber que es difícil, pues eso nos permite ser más inteligentes y prepararnos más…” Ya sé que ella lo escuchó en Disney Channel e incluso creo que pudo escuchármelo a mí o a mi esposa, pues nosotros somos de esa filosofía, y sin embargo, como muchos de mis colegas gerentes, hemos estado aletargados con el dolor de las dificultades: Sí, sabemos que la situación económica del mundo es y será difícil, pero para eso es que nosotros somos los gerentes y somos los gerentes quienes construimos las realidades de nuestras empresas. Las decisiones que tomamos a diario, son el reflejo de lo preparada que es nuestra mente y por eso, los resultados empresariales que tenemos son el resultado de lo que somos.

Ya sabemos que los próximos años serán todavía más difíciles, sin embargo  como es en el fuego en donde se tiempla el acero, esas dificultades sacarán lo mejor o lo peor de nosotros y eso quiere decir que sólo los mejores prevalecerán. Su éxito como gerente empieza ahora, empieza en su mente y la mente es como un atleta de alto rendimiento, nunca puede parar de entrenarse y de proyectarse. Y todavía más. Durante este tiempo, los ojos de todos estarán puestos en nosotros para que les mostremos el camino a seguir. Esa es nuestra principal función como líderes empresariales y si nos dejamos abatir por los obstáculos que se vienen, sobre todo en términos tributarios, con sus cantos de sirena, nuestras gentes perderán su fe en nosotros y ahí sí, no habrá nada. Por el contrario, si cada vez nos volvemos más rigurosos con el psicomercadeo, el neuromarketing y la antropología de consumo; si nos volvemos cada vez más orientados a la innovación tecnológica, independiente de cual sea nuestro mercado, y nos fundamentamos bien en un real propósito corporativo, unos valores sólidos, una ética inquebrantable y una verdadera responsabilidad social, sin dudarlo, seremos nosotros, quienes edificaremos la confianza para nuestras gentes y para nuestras empresas. Sí, deberemos ser todavía más inteligentes. Recuerde que la tarea de un gerente no es administrar sino garantizar la continuidad y el crecimiento de las compañías; para administrar, están los administradores y un gerente es otra cosa muy diferente a un administrador; un gerente es un creador de futuro. Así que se venga lo que sea. El mundo completo está en un proceso de crisálida y todavía faltan transformaciones cruentas y dolorosas, y todavía así, nuestra tarea es construir la esperanza.

Deja una respuesta