Revista 42

Y tú ¿a qué juegas?

Estamos viviendo un momento muy tenso. Cuando alguna vez, refiriéndome a Donald Trump, hablé del Síndrome de Ramsay Bolton, me refería a personas que no tienen ningún sentido de la ética y que incluso, creen estar en lo correcto aunque sus acciones sean la representación de la pura maldad. En realidad me quedé corto con el nivel de inconsciencia en que está entrando el mundo. El simple hecho de que Kim Jong Un, Maduro, Ortega, Morales y la Organización Isis, entre otros, tengan seguidores implica que la gente en realidad no está pensando.

¿En qué cabeza cabe que el medio ambiente sea menos importante que la economía? ¿A quién se le ocurre sacrificar a todo un país para perpetuarse en el poder? ¿A quién se le ocurrió que entregarle la salud y las pensiones al sector privado en un país tan corrupto iba a ser la solución? ¿A quién se le ocurrió que eliminar las horas laborales extras beneficiaba al pueblo? ¿Quién es capaz de sacrificar toda una cultura nativa por construir una carretera? ¿Quién piensa que todo el mundo es su enemigo? ¿Quién quiere matar a todo aquel que no rece como él? Y aún así, todos estos pensamientos y acciones tienen fieles seguidores. De verdad no lo puedo comprender, ¿Qué está pensando la gente? ¿Están pensando?

De la misma manera en que la delincuencia existe porque existen los consumidores: se roban los móviles y secuestran mujeres para prostituirlas y se trafica con drogas y con armas sólo porque hay quien pague por ello, también estos ostentan el poder porque hay quien los siga y/o vote por ellos.

En unos pocos días, en Brasil, Colombia, Chile, Costa Rica, El Salvador, México, Paraguay y Perú, se vendrán los discursos populistas provenientes de personas de dudosa reputación y sustentados por partidos de dudosa reputación y haciendo campañas de dudosa reputación y lo sorprendente es que hay quien vote por ellos. Es en serio, de verdad no lo puedo comprender. ¿Es que acaso creen que Odebrecht, es el único? Ni siquiera es el más grande, sólo fue el que se dejó descubrir. No podemos seguir esperando que toda esta gente, cuyo paso por la vida pública ha hecho grandes daños sociales, haga algo por nosotros. No podemos permitir que cuanto criminal de cuello blanco que por ahí aparece, sigan decidiendo el destino de nuestros pueblos. Es tiempo de abandonar la apatía política y empezar a pensar. No queremos otro Maduro, otro Trump ni otro gamonal de pueblo que se quieren perpetuar en el poder, aunque sea a través de otros. Necesitamos líderes que demuestren estar blindados frente a la corrupción y cuyo interés sea el bienestar de la gente y no la búsqueda de poder. En este juego que ahora está empezando, tú ¿a qué juegas?

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