Ahora que he tenido un contacto más de cerca con el sistema educativo y que tengo más o menos una visión de hacia dónde va el mundo, me preocupa no encontrar una institución educativa que sea capaz de salirse del sistema de mediocridad que vivimos y que le permita a los niños desarrollar competencias reales para enfrentar el futuro.
Vivimos en un momento de la historia en el cual confluyen muchas maneras de pensar y las contradicciones se hacen más evidentes: hay más racismo, más violencia y más lucha por los derechos humanos; está afectada la capacidad de resiliencia de la naturaleza, hay mayor daño de los recursos naturales y la sensibilidad ambiental está en aumento; hay más capitalismo, más inequidad y más oportunidades para quienes tengan la capacidad de hacerse dueño de su propio destino.
Dentro de este escenario están creciendo nuestros niños: hay más violencia contra ellos, hay más violencia entre ellos mismo, son replicadores de lo que están viendo y las escuelas más que centros educativos se han vuelto “antros” con modelos de educación penitenciaria y espartana. Y los docentes, los maestros no son ajenos a estas realidades; ¿cómo un maestro le va a enseñar a un niño competencias cuando el mismo apenas sabe leer ni escribir? Ha notado cómo es la ortografía de los profesores de sus hijos.
Por eso estoy buscando una escuela diferente. Desde lo básico, en la casa trato de formar en mi hija la capacidad de pensar, de tener criterio y de tomar decisiones. Aunque pago un precio alto por el desorden que implica trato de cultivar en ella la creatividad y aunque me hace reconsiderar los conceptos de autoridad que me enseñaron en mi casa, trato de inculcar en ella valores a partir del diálogo. También desde lo básico, en la casa hemos venido trabajando en desarrollar sus capacidades de razonamiento lógico, razonamiento matemático y comprensión lectora.
No quiero, por ningún motivo que la escuela dañe el trabajo que ya he hecho, sobre todo por una tendencia y mala comprensión del modelo lúdico – constructivista, en la cual la lúdica pesa más que el constructivismo: no todo es juego aunque hoy por hoy el mundo sólo quiere divertirse. Es necesario profundizar en el aprender haciendo.
Por eso estoy buscando una escuela diferente. Juntando de todas estas cosas he pensado en lo que quiero para mi niña desde su primer día de escuela y hasta su último día de colegio, cada año incrementando la profundidad pero siempre concentrada en lo mismo. Si estoy de acuerdo y conforme con el libre desarrollo de la personalidad y con incluir el juego como metodología de formación; una educación fundamentada en la felicidad dará un mayor resultado que una educación basada en el amaestramiento como sucede en la educación pública y por lo mismo es de muy pobres resultados.
Propongo ocho asignaturas:
Relaciones sociales: La formación de las habilidades sociales y la estructuración de la inteligencia emocional es clave para un buen desenvolvimiento de los sujetos. Quiero que mi niña aprenda relaciones públicas, relaciones humanas, urbanidad, modales, protocolo y etiqueta, que aunque parece que el mundo ha olvidado estos temas, harán de ella una persona simpática y empática, desarrollará lo que llamamos carisma y “don de gentes”.
Robótica: No quiero que su aprendizaje de las matemáticas sea teórico sino específicamente práctico con aplicaciones sobre la tecnología. En este sentido, la robótica de juguetes aprendida mediante el juego y la propia investigación para el logro de un resultado tangible, el juguete, hará de ella un sujeto con un acercamiento natural a las matemáticas.
Medios de comunicación y creación literaria: No se trata sólo de aprender a leer y a escribir, o de comprender las reglas de la ortografía y la gramática. Yo no pude aprender esto de fondo porque nunca le encontré sentido. Quiero que ella aprenda a desarrollar la imaginación y el lenguaje desde el uso y aunque como resultado se desarrolla también una pasión por la lectura, no quiero que por obligación tenga que leer El Quijote o a Gabriel García Márquez. El resultado de este módulo debe ser la Comprensión y la Comunicación.
Arte, danza y culturas: En este aprender haciendo, la expresión de la sensibilidad debe tener un libre desarrollo y esto sólo se puede lograr a partir de identificar desde su fisiología comunicacional su canal de expresión, esto es, la música, la pintura, la escultura, la danza, entre otras expresiones artísticas, y de paso reconocer estas mismas expresiones como manifestaciones de los diferentes pueblos del mundo.
Emprendimiento y Negociación: Si mi hija algún día trabaja como empleada que sea porque lo desea y no porque no tenga más opción. Yo no soy rico y aunque tuviese dinero, quiero que ella aprenda a producir sus propios recursos desde una comprensión de cómo se mueve el dinero en el mundo y desde el desarrollo de capacidades para materializar ideas de negocio.
Idiomas: Aspiro a que sean de uno a cuatro idiomas que ella domine perfectamente en el transcurso de los once o doce años que esté en su proceso educativo.
Deportes: El tema de una mente sana en un cuerpo sano no es un cuento. Se requiere tener un buen estado físico para mantenerse de pie en el mundo y no es por imagen, es por salud, mientras estemos sanos podremos construir un mundo mejor.
Agricultura y ecología: Aprender a vivir de la tierra de una manera sostenible nos habría evitado muchos problemas que hoy día padece la humanidad y sí, quiero que ella aprenda a cultivar, a hacer una huerta, a criar animales a la vez que aprende a proteger el medio ambiente. Desde que nació le hemos enseñado que ella es una defensora planetaria y es una filosofía en la cual se debe profundizar.
Entonces, por eso estoy buscando una escuela diferente, que sea capaz de mantener estos temas durante sus once años de primaria y secundaria, que la vuelva experta a ella, no un número en una estadística de fracasos sociales.
No quiero que la califiquen de uno a cinco, quiero que ella lleve sus propios indicadores de resultado, encuentre sus falencias personales y decida como desea fortalecerse. Y tranquilos que del tema de la autoridad me encargo yo que soy el papá. Si usted puede ofrecerme esta escuela tal y como se la describo, hablemos.
Wilson Garzón Morales