Revista 61

Nos reactivamos… pero sigue transformándote...

Es mucho el esfuerzo que los empresarios estamos haciendo por la reactivación y con ello, por fin, vinculamos la transformación digital como un paso obligatorio que antes no teníamos previsto. Si bien todos sabíamos que debíamos modernizarnos, hicimos caso omiso a las advertencias hasta que una situación extrema nos obligó a tomar medidas y recibir el castigo de miles de empresas cerradas y millones de empleos perdidos. Por supuesto, es inútil “darse látigo por el pasado” y debemos enfocarnos por construir el futuro. Es una obligación.

Es allí donde tengo mi temor. La naturaleza de los latinoamericanos de procrastinar y buscar la salida fácil también cobija a los empresarios. Por eso, esta pandemia nos cogió sin las herramientas para enfrentarla y aunque muchos nos rediseñamos, con esta “nueva realidad” es posible que muchos bajemos la guardia y volvamos a las restricciones y problemáticas de antes, que son, sobre todo, incompetencias mentales de directivos mediocres.

Se reconoce el trabajo que las diferentes asociaciones empresariales están realizando. Quiero destacar en especial a BNI, quienes han demostrado que se puede ser empresario, que nos podemos juntar y hacer negocios desde la ética. También se debe reconocer la labor de la Asociación Nacional de Industriales quienes han demostrado un verdadero liderazgo. A mi parecer, y es un tema de percepción, la Federación Nacional de Comerciantes y la Asociación de la Pequeña y Mediana Empresa todavía están en deuda en términos de materializar una verdadera competitividad en medio de una situación difícil como esta y su gestión se ha orientado más al llanto que a la transformación. Si no es así, es una mala comprensión de para qué sirve tener un comunicador en la organización. Y los que me parecen unos verdaderos valientes son los del turismo y la restauración, pues siendo sectores con menos posibilidades tecnológicas se las han arreglado por introducir esta variable en su gestión.

Nos reactivaremos en el muy corto plazo. Primero porque la mitad de la economía es informal y, debido a la imperante necesidad de mercar y comer, esta informalidad, a un alto costo, se pondrá en marcha. A pesar de la consabida historia de los altos impuestos, los trámites incoherentes y las elevadas tasas de interés de los créditos de consumo, es decir, el que paga el cliente consumidor final, las empresas formales también se pondrán en marcha. Claro que las primeras en activarse serán las empresas de Contac Center de cobranzas.

Lo que será una piedra en el zapato será el sector financiero. Dese cuenta que las ayudas que el gobierno ofrece son créditos a diestra y siniestra mediante los bancos, los cuales tienen por política prestarle a quien en realidad no lo necesita, por aquello del “riesgo financiero”. Esto servirá para que las “finanzas informales” crezcan y se consoliden. Pero de alguna parte saldrá la plata. El Estado prefiere un sistema financiero “sólido” a un empresariado sólido generador de empleo y a una sociedad sólida que ahora se encuentra más empobrecida que de costumbre. Argumentos los tienen, pero la demagogia no se come. A esto le llamamos la “economía de la burbuja” pues las cifras se ven bien aunque el pueblo pase hambre. Lo dije a principio de año con el indicador de crecimiento del país. 

Si usted empresario inició con la transformación digital y su empresa está en vía de ser 4.0, no se detenga. Si aún no lo ha hecho, empiece, el presente y el futuro inmediato así lo demandan. No baje la guardia.

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