Un pequeño cambio en la educación, provocará un salto cuántico en nuestros países

Poco a poco vamos encontrando el camino a la competitividad. Una de mis observaciones es que las empresas son tan buenas como las personas que las componen y hemos venido cargando con una generación de líderes empresariales que no están al nivel de los retos que los diferentes escenarios les presentan.

Aunque los problemas estructurales son muy grandes en todos los países de habla hispana, la habilidad de un buen gerente es encontrar respuestas a pesar de las dificultades. En nuestros países normalmente no es así. Los llamados “gerentes” a pesar de que cada vez son más preparados, en su mayoría no cuentan con las competencias reales necesarias para ocupar el cargo. Les falta lo que llamamos: “rigurosidad científica empresarial”. Sin embargo, algo especial está sucediendo: poco a poco estamos entrando en lo que me gustaría llamar la “fiebre de la inteligencia artificial”.

Poco a poco hemos venido encontrando casos en los cuales finalmente los empresarios están entrando en sintonía con la tecnología y algunas organizaciones han desarrollado aplicaciones de inteligencia artificial para diversos usos, en especial el comercial y el financiero. Aunque el camino todavía es lento, pero los beneficios de implementar este tipo de tecnologías se están dejando ver.

Esencialmente, los empresarios se han dado cuenta que invertir en tecnología, por costoso o no tan costoso que sea, les brinda dos de las cosas que a ellos más les gusta: Control y Rentabilidad. Control porque la tecnología es parametrizable, y estandarizable, y la tecnología, bien manejada, ahorra tiempo, ahorra dinero y permite una mayor eficacia a la hora de entregar el servicio.

Por supuesto, todavía hay una curva de aprendizaje que va a tomar su tiempo, pero lo interesante es que la velocidad de implementación se ha cuadruplicado en los últimos años y, por lo menos yo espero, que el ritmo se incremente en poco tiempo.

En Colombia por ejemplo, sólo falta superar un escollo muy importante y es que, como de costumbre, el Gobierno es demasiado lento para adaptarse a los requerimientos que trae el futuro inmediato. No por nada Colombia ocupa el puesto 53 entre 68 países en términos de competitividad. Si queremos cambiar esto, hay un primer paso que abriría nuevas oportunidades. Es necesario que la llamada Educación No Formal, es decir, de las Instituciones para el trabajo y el desarrollo humano, que son de los niveles técnicos y tecnológicos, en los programas que están relacionados con la tecnología, puedan tener metodologías a distancia y virtuales y de bajo costo que, incluso, puedan ser gratuitos. Pues si no lo sabía, hoy no se puede. Está permitido sólo para universidades con programas de licenciatura o profesionales que duran demasiado tiempo y son costosos, y lo que queremos son programas técnicos virtuales de 12 meses, de buena calidad y al alcance de personas de pocos recursos. Si bien la penetración del internet es de tan sólo del 56 por ciento, lo que representa 28 millones de personas, más del 70 por ciento de esta población son jóvenes con capacidades para el desarrollo de habilidades en tecnología, el permitir la Educación Técnica para el Trabajo y el Desarrollo Humano, sea abierta, virtual y a distancia, cambiaría radicalmente y en muy poco tiempo el escenario de competitividad del país. Señora Ministra de Educación, póngale controles a la rigurosidad académica pero permita que suceda. Sería como dar un salto cuántico en competitividad.

Wilson Garzón Morales

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